PRESENTACIÓN

Uno de los problemas más comunes que nos encontramos en la sociedad a la hora de afrontar las adicciones es la falta de comprensión -el rechazo, incluso- de este tipo de pacientes, al no entender que se trata de enfermos con los mismos derechos a ser atendidos como cualquier persona que sufra otro tipo de patología. A esto lo podríamos denominar: el estigma de la persona con un trastorno adictivo.

Un país que aplaude, o al menos consiente y permite, el consumo de ciertas drogas y que, al mismo tiempo, arrincona a las personas que sufren las consecuencias de éstas, debe hacer una seria reflexión, ya que nadie está exento de poder sufrir una adicción en su propia persona o en un ser querido. En esos casos se necesita la comprensión de todos, pero no hay que esperar a que se presenten ciertas situaciones de marginalidad. Sociedades Científicas y asociaciones de pacientes se esfuerzan en transmitir esa imagen de normalidad a la hora de enfrentarse a una patología tratable, aunque en ocasiones compleja, ya que puede llevar parejo la aparición de importantes alteraciones orgánicas, psiquiátricas y sociales.

Situación

El estigma de la persona con trastorno adictivo sigue presente décadas después de que se reconozca que la adicción es una enfermedad. La persona con una conducta adictiva es vista por la sociedad como alguien vicioso que ha elegido ponerse enfermo.

Pocos entienden en la sociedad la dimensión integral de la enfermedad, la presencia de problemas biológicos, psicológicos y sociales. La gran mayoría de las personas con problemas de adicción sufren el rechazo social y son apartados y estigmatizados. Algunos de ellos sufren pobreza, aunque no hay una necesaria relación entre sufrir estigma y sufrir pobreza o padecer algún otro tipo de desigualdad social. En los países desarrollados hoy es más que evidente que el consumo de alcohol está relacionado con aspectos positivos, actividades de prestigio y estatus social.

Los recursos asistenciales para atender a estas personas también refuerzan en muchas ocasiones este estigma, al situarse en lugares apartados de los hospitales o centros de salud. Se aleja así la normalización de una enfermedad que sigue estando mal vista.

Las administraciones en general olvidan la importancia de invertir en la recuperación de estas personas. Desconocen que el ahorro que podría producirse al invertir en prevención es mucho mayor que el coste que ahora se debe hacer desde la sanidad pública para hacer frente a multitud de enfermedades derivadas la conducta adictiva.

En algunos artículos aparece incluso el término autoestigma. “Este se define como un proceso subjetivo que se caracteriza por sentimientos negativos, comportamientos desadaptativos, transformación de la identidad o estereotipos individuales derivados de las experiencias propias, percepción o anticipación de reacciones sociales negativas basadas en el estigma social del estatus o las condiciones de salud”.

“El estigma tiene el potencial de impactar de forma negativa en diferentes parcelas de la vida, como el empleo, la vivienda o las relaciones sociales. El estigma afecta a muchos niveles incluida una pobre salud mental y una debilitada salud física.

Implica un retraso en la puesta en tratamiento, en la recuperación y en los procesos de reinserción. También aumenta las posibilidades de verse implicado en comportamientos de riego. Muchos estudios han demostrado que el estigma es una barrera significativa para acceder a los servicios de salud y a los servicios de tratamiento por uso de sustancia”.

Algunas de las cualidades que se usan para identificarlo son: la visibilidad, severidad, el contagio, la culpabilidad, la diferencia con otros en determinados contextos, la incompetencia y la anormalidad por tener que llevar un estilo de vida diferente a la que socialmente se establece como normal. La sociedad científica Socidrogalcohol, al corriente de este hecho, plantea en las siguientes páginas un plan de sensibilización con el objetivo de reducir la estigmatización de las personas con trastornos adictivos. Todas las dimensiones, las sociales, asistenciales, la prevención, los recursos administrativos, todas están impregnadas por el estigma. Con el presente curso se quiere promover el desarrollo de actividades científicas relacionadas con el alcohol y otras drogas, así como con el alcoholismo, otras toxicomanías y conductas dependientes afines:

– Sensibilizar a los médicos sobre los TUS.
– No discriminar por diagnósticos.
– Saber diagnosticar el TUS: diagnóstico precoz e intervención temprana (Intervención Breve).
– Valoración de los TUS. * Derivación. * Recursos.

Coodinación Académica:  Dr. Francisco Pascual Pastor. Presidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo, y las otras Toxicomanías (SOCIDROGALCOHOL). Miembro de la Junta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT). Asesor de la Confederación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación y Familiares de España (CAARFE). Coordinador de la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) de Alcoy.

Fecha de inicio : 15 de Junio de 2022.

PROGRAMA

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